25 d’abr. 2010

"La Avaricia De Unos Pocos Amenaza El Planeta De Todos"

Hervé Kempf, pionero del “decrecimiento económico”; autor de cabecera de Hugo Chávez
LLUÍS AMIGUET, 15 de abril de 2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA
Tengo 52 años, pero mis causas –y sus seguidores– son jóvenes. Tenemos cinco hijos: mi mujer y yo fuimos hijos de familia numerosa y creemos que es ecológico. Soy católico practicante y hoy nada papista. He participado en la II Conferència del Decreixement, de Barcelona.
¿Esperaba que Hugo Chávez esgrimiera su libro en la cumbre de Copenhague?

Chávez se leyó Cómo los ricos destruyen el planeta en el avión porque se lo había recomendado mi amigo Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique a él y a Evo Morales.AChávez le gustó y lomostró al auditorio en Copenhague.

¿Orgulloso de impresionar a Chávez?

A Chávez le interesó cómo vincula mi ensayo la causa social y la ecológica. Y no es una conclusión doctrinal, sino mi experiencia.

¿Ha sufrido usted explotación?

Cuando veo un africano malviviendo en un suburbio de París y le pregunto “¿por qué estás aquí?”, su respuesta siempre es una historia de explotación del hombre por el hombre y después de degradación del planeta.

Por ejemplo…

Los suburbios de Europa están llenos de inmigrantes que tuvieron que abandonar el medio ambiente donde nacieron, porque está exhausto tras la explotación abusiva. Son africanos que inmigran porque no han podido seguir siendo pescadores o cazadores o agricultores en su tierra, porque los recursos de sus mares, campos y selvas han sido esquilmados.

Ese camino de África a Europa antes lo hicieron mercancías, valor y plusvalías.

Vienen aquí porque no les hemos dejado nada allí para que puedan sobrevivir. ¿Por qué cree que actúan los piratas somalíes? ¿Porque son malos y peligrosos “terroristas”?

Yo no justificaría la piratería.

Pero expliquemos sus causas: eran pescadores que hoy no pueden competir con las modernas flotas de pesca como la española, por cierto, o la japonesa. Ya no les quedan peces, así que cogen las pistolas.

Podemos rectificar.

Si no rectificamos, nuestros hijos heredarán un planeta degradado por la avaricia y la estupidez de unos pocos. Lo que me preocupa es que estamos ante una crisis ecológica que pone en peligro nuestra propia especie.

¿No es usted algo cataclísmico?

En un siglo hemos llegado al límite de los recursos que durante un millón de años fueron ilimitados para nuestros antepasados: el oxígeno; el agua potable; los mares. En sólo dos generaciones, hemos puesto al planeta al límite y ahora estamos empezando a superar ese límite.

Aún queda planeta.

Ya no para una sexta parte de las especies terrestres hoy extinguidas por la acción humana y que existían sólo hace un siglo. Nuestros hijos sólo pueden ver en fotos animales que nuestros abuelos veían vivos.

“La Tierra da recursos para las necesidades de todos, pero jamás dará suficiente para colmar la avaricia de unos pocos”.

Gandhi no sólo lo dijo, sino que lo transformó en ejemplo al vivir con lo esencial, pero yo me he inspirado en Thornstein Veblen y en su mordaz ironía al explicar cómo las clases altas necesitan alardear de gasto suntuario para retarse entre individuos y demostrar su éxito.

Es la teoría del hándicap, o del pavo real, expuesta aquí por el etólogo evolucionista Amotz Zahavi.

Siempre hemos consumido un exceso de recursos naturales más allá de nuestras necesidades materiales para competir con los demás: las clases altas, para deslumbrar a los demás individuos de clase alta, y las clases bajas han imitado -o al menos lo han intentado– el lucimiento de gasto de las altas para sentirse ascendidas socialmente.

Todo muy humano.

Y las tribus –hoy naciones y estados– han derrochado también recursos de su territorio sólo para exhibir su poder. Está en nuestro instinto. Incluso le diría que hay una parte de esa élite económica que se siente fascinada por la idea de consumir el planeta hasta el final.

¿Quemar Roma como Nerón?

Una pulsión suicida. Piense que consumir es en realidad destruir. El lujo hoy es enemigo de la especie. Y en ese sentido necesitamos decrecer económicamente.

¿Quien más contamina que pague más impuestos?

No basta: hay que cambiar la cultura. Necesitamos una cruzada estética para afear la sobreexplotación del planeta por mera vanidad. Hay que reivindicar la sobriedad.

Pues empiece por países petroleros.

No sólo es la exhibición de riqueza. También el despliegue armamentístico –otra forma de exhibición más perversa y nociva– en otros países de estilos más austeros.

¿Propone una revolución pedagógica?

Propongo que cuando alguien quiera instalar una fábrica o una granja en un valle idílico con un río virginal, y ensucie y contamine ese río –o esa playa– de todos para poder comprarse con las ganancias una mansión gigantesca o… ¡un Rolex de oro…!

Hay otros lujos más inteligentes…

… Y arruinan su río y contaminan sus aguas… ¡para poder construirse una piscina en su jardín…!, que todos le digamos que esa conducta es hortera, ignorante y nos perjudica a todos.

La envidia es más poderosa que la responsabilidad.

Pero nos queda el raciocinio. Nos queda la reflexión: ¿para qué más coches de 100.000 euros, y mansiones con catorce baños? ¿No sería un lujo mayor poder caminar por un bosque frondoso y florido y bañarse en un río limpio?

"Lo Que Hago Me Llena Tanto Que He Olvidado Mi Edad"

Mario Llonch, que a los 61 años dejó el golf, se instaló en una choza en África y fundó una ONG
IMA SANCHÍS, 27 de marzo de 2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA
69 años. Vivo entre mi ciudad, Barcelona, y Senegal. Estoy casado, tenemos dos hijos, dos nietos en Madrid y 600 de Senegal. Fui textilero, tuve una empresa de asesoría de golf y hoy me dedico a una ONG. Los políticos no tendrían que existir. Soy católico semipracticante.
Vengo de familia textil. El primer regalo que me hizo mi padre fue un mono de mecánico, y me mandó a trabajar de operario a otra empresa.
La corbata le esperaba.
Sí, acabé de director comercial, pero como todo buen textilero en 1978, cerramos. Fue una bonita experiencia.
¿Cerrar?
Aprender desde la base, que me permitió después decirles a los empleados: “Esto se hace así, y hacerlo”.
¿Qué más le ha enseñado la vida?
La vida es como ir en un tren: según en qué estación bajes tienes que cambiar tus prioridades. Adaptación. El futuro es la suma de muchos hoy. Hay que disfrutar el hoy todos los días.
¿Qué hizo tras la crisis?
Pensar durante dos años sabáticos qué quería hacer de verdad, y monté una empresa de golf, que era mi hobby.
¿Y cómo fue a parar a Senegal?
Fui a Senegal a montar un negocio inmobiliario que no quedó en nada. Mi mujer, que siempre ha estado involucrada en temas sociales, contactó con unas misioneras y el último día me llevó a ver lo que hacían.
¿Tanto le emocionó?
Podríamos ayudar a estas monjitas”, me dijo. Y yo dije: “No”.
¿No?
“Vamos a venir a vivir aquí y vamos a ayudarles directamente”. Tal vez estaba sensible, tal vez fue que allí oí el silencio por primera vez en mi vida; pero vi que se podían hacer muchas cosas, que podía ayudarles. Fue como un chasquido.
Radical.
Mucho. Ahora seis meses al año vivimos en una casa sin electricidad, ni agua corriente, ni televisión, ni frigorífico. Al principio, lo más duro fue entender a la gente, porque sus prioridades no tienen nada que ver con las nuestras, ni su conversación: buscaba blancos desesperadamente.
Curioso.
… Es que los veía negros, muy negros; ahora ya no veo el color. He profundizado y se han desdibujado las diferencias. Y he descubierto unos valores que aquí se han perdido.
¿A qué se refiere?
El respeto a los mayores y eso tan simple que es ser educado; ellos lo son mucho. También hay cosas que desterrar: igual que aquí hacíamos, acostumbran a pegar a los niños, y no son muy higiénicos.
¿Y cómo le han encajado a usted?
Cuando me exaspero, les grito. “Mario es así, no le hagáis caso”, dicen —ellos no gritan—. En lugar de traer a los niños de África aquí —“Mira qué bonito es todo y ahora vuelve a tu casa”—, deberíamos llevar a nuestros niños allí, para que vieran cuál es su realidad y, pese a eso, su sonrisa y generosidad.
Lo dan todo.
Sí, su generosidad aquí es impensable. Ahora estamos buscando casas de acogida para niños que vienen a operarse y está siendo muy difícil. Por eso creo que hay que darles herramientas que les funcionen en su mundo, pero sin cambiarles la mentalidad. Otro tema es el de la corrupción.
Un tema universal.
Cierto, por eso estamos allí, para que nada se pierda por el camino. Nuestro proyecto pretende desarrollar una zona. ¿Por qué?
Si tienes diez frasquitos de agua y los viertes todos en una planta, la planta crecerá, pero si los repartes… Este mundo sería mucho mejor si hubiera un millón de Vicentes Ferrer en lugar de todo ese dinero público que va de un gobierno a otro sin resultados.
¿Estaba cansado de este mundo?
Necesitaba sentirme útil. Me he pasado la vida dándole a una pelotita con un palo ¡cuando hay tantas otras cosas por hacer! Allí he aprendido un montón de oficios, hago de electricista, albañil, herrero…
¿Y cómo lo lleva su mujer?
Encantada. Sin Senegal, no sé si lo nuestro hubiera durado, porque cada uno hacía su vida. Ahora estamos muy unidos.
Cuando está aquí, ¿cómo se siente?
Me aburro. Mi vida social ha cambiado radicalmente, ahora salimos a caminar y sólo utilizamos el transporte público. Te das cuenta de que necesitas muy poco. Antes necesitábamos mucho y teníamos muchas cenas y conocidos que creíamos que eran amigos. Ya no necesito nada de todo eso.
¿Y los amigos de verdad?
Me gusta reencontrarme con ellos, lo hago cuando organizo torneos de golf para recaudar fondos y en los entierros. La vida son etapas y hay que vivirla para enriquecerse, y yo he tenido la suerte de vivir muchas.
¿Esta es la mejor?
Sí, porque estoy lleno de afecto. Mis “seiscientos nietos senegaleses” corren a abrazarme cuando llego.
¿Qué lección le ha dado la vida?
Nunca digas no a algo, experiméntalo antes, pregúntate: “¿Y por qué no?”. Lo de África fue un por qué no. Las cosas sólo te pasan una vez por delante y hay que estar atento. Si sientes algo, has de hacerlo.
Muchos a su edad ya van de retiro.
Es un error, creo que es el momento en que más tenemos para dar. Yo recluto personas que me ayuden en el despacho, y ahora tengo un ingeniero agrónomo, de 74 años, ¡ilusionadísimo!, que se va a venir seis meses a África para desarrollar el proyecto agrícola. Lo que hago me llena tanto que tengo una vitalidad tremenda, he olvidado mi edad.

"Ante El Mundo Hay Sólo Dos Actitudes: O Miedo O Amor"

Elsa Punset, pedagoga de las emociones
VÍCTOR-M. AMELA, 25 de enero de 2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA
Soy hija del ´baby boom´ de los 60. Nací en Londres, me crié en EE. UU., Haití, Madrid… y vivo en Londres. Tengo dos hijas pequeñas. Máster en Humanidades por Oxford, me dedico a la pedagogía de la gestión emocional. Soy adogmática. Me permito sentir el misterio.
Vivió en Haití?
Siendo niña, sí. Por eso sé que en Europa vivimos de espaldas a los riesgos que allí amenazan las vidas: allí viven intensamente, aquí vivimos anestesiados.
Pues bendita anestesia.
Pero pagamos un precio: aquí la vida no late. Y, aburridos, llegamos a deprimirnos. Y nos afanamos en distraernos.
¿Y qué propone?
Adiestrémonos en gestión emocional. La ciencia demuestra que todo -hasta un pensamiento- arranca de una emoción: ¡somos animales más emocionales que racionales!
Pobre Descartes, qué viejo se queda…
Sí, pero ¡en las escuelas todavía no enseñamos a nuestros niños a gestionar sus emociones! ¡Qué atraso!: hacerlo reportaría fabulosas bendiciones para ellos y la humanidad.
¿Se puede enseñar a sentir?
Nos enseñan a desconfiar, recelar, sospechar, despreciar, odiar… ¡Que nos enseñen a amar! Nos enseñan que el mundo es peligroso, pudiendo enseñarnos que es fabuloso.
¿Lo es?
Hay sólo dos modos de relacionarse con el mundo: desde el miedo o desde el amor. Sentir curiosidad por el mundo es amarlo, es lo mismo. ¡Es lo que sienten los niños pequeños! Esa inocencia radical, ese amor, curiosidad… es lo que luego nos enseñan a perder.
¿Por qué hacemos eso?
La educación aún premia las emociones defensivas ante el mundo, en lugar de premiar las emociones amorosas hacia el mundo.
Será por algo, ¿no?
Porque seguimos anclados en lo que hace 100.000 años resultó útil para sobrevivir en entornos cuajados de peligros: herramientas -miedo, angustia, tristeza, ira…- que hoy quedan anticuadas y son ya un lastre.
¿Recibió usted de sus padres la educación correcta?
Me dieron las dos cosas que hoy se sabe que son los dos puntales de la felicidad.
¡Dígamelas, por favor!
Una: afecto. Dos: sentido de control sobre tu vida.
Explíqueme esto.
Recibir afecto en la infancia infunde confianza y seguridad ante el mundo. Estudios sobre resiliencia -capacidad para remontar tremendos reveses-demuestran que niños tratados horriblemente que se agarraron a una mirada amorosa… pudieron remontar.
Puntal uno: amor. Puntal dos…
Soberanía sobre tu vida. Mis padres jamás hablaron de “la suerte”, sólo de cómo actuar: eso te enseña a ser el piloto de tu vida.
¿Qué emociones premia usted al educar a sus hijas?
Las ayudo a identificar cada una de sus emociones: así entienden qué está pasándoles.
¿Hay emociones positivas y negativas?
No. Hay emociones útiles e inútiles. Si un día están tristes, las entreno a no temer a la tristeza y a saber qué está mostrándoles.
¿Y qué muestra la tristeza?
El temor por una pérdida: por una ausencia, una carencia, porque algo termina… Si comprendes eso, ¡lo llevas mejor! Si no, esa tristeza puede agobiarte, angustiarte… y hasta llevarte a medicarte sin necesidad.
Eso se hace mucho por aquí.
Porque no escuchamos lo bastante las voces de nuestras emociones. Habitúate a escucharlas y entenderás tus pasiones. Y una vida con pasión y sentido es más feliz.
¿Cómo puedo descubrir mi sentido?
Al levantarte, cuestiónate: “¿Qué me hace hoy levantarme?”. El psicólogo Viktor Frankl lo planteó más crudamente: “¿Qué impide que hoy me suicide?”. Lo que se esconde tras la respuesta es tu sentido.
¿Y luego?
Aliméntalo. De lo contrario, podrías matarlo de hambre. Hazte regalos emocionales. Quizá sea apuntarte a una clase de baile… ¡Siembra tu vida de pequeños cambios!
¿Eso me hará más feliz?
Conozco un estudio hecho sobre 5.000 personas: un 10% declararon ser felices. Pues bien, se observó que esas 500 personas habían seguido un patrón común…
¿Cuál? Cuente.
Se habían marcado una meta. La habían puesto por escrito (o se la habían contado a conocidos), en una especie de compromiso público. Habían establecido metas volantes, etapas menores en el camino hacia su gran objetivo. Y cada vez que alcanzaban una meta volante, se gratificaban con algo.
Tomo nota.
Un amigo mío indio me dijo: “A vosotros os entierran a los 80 años, pero os morís a los 20″. Me hizo pensar… Hoy sabemos que nuestro cerebro es muy plástico: ¡podemos reinventarnos cada día durante 80 años! No lo hacemos. ¡Atrevámonos, pues es posible!
Excitante: reinventarte cada día.
Abrámonos a la realidad…, que incluye el misterio. Darle la espalda a lo inconsciente y a lo misterioso nos priva del 80% de la realidad, ¡la convierte en plana y aburrida!
¿Cómo aconseja mirar la realidad?
La ciencia nos habla de lo que sabe, pero no puede hablarnos de lo que no sabe. No prescindas de todo eso. ¡Permítete inventar preguntas y soñar respuestas! Es esa capacidad de inventar y soñar (y no sólo la de analizar) la que nos hace plenamente humanos.
Gracias, maestra.
¡Los maestros son los niños! Ellos nacen libres, con esa inocencia radical abierta al misterio, a la confianza en la vida y al amor al mundo. Si la conservásemos…, ¡seríamos siempre creativos y felices!

"No Tengas Miedo A Probar Algo Nuevo"

Robert Horvitz, premio Nobel en Fisiología y Medicina en el 2002
IMA SANCHÍS, 02 de marzo de 2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA


62 años. Nací en Chicago y vivo en Boston. Estoy casado y tengo una hija de 16 años y dos hijastros. Soy catedrático de Biología en el Instituto Tecnológico de Massachusetts e investigador del Howard Hughes. Mi política es promover la salud mundial. No tengo creencias.

¿La muerte es necesaria para la vida?

Sí, y ese es el descubrimiento por el que se me conoce: la comprensión de cómo y por qué las células mueren.

Algunas no quieren morir.

Y provocan las enfermedades autoinmunes.

¿Son células programadas para suicidarse o hay células policía que las matan?

La gran mayoría tiene esa capacidad de suicidarse, pero otras son instruidas.

¿Algunas consiguen burlar a la policía?

Sí: las células oncológicas, que interrumpen el suicidio celular. El cáncer son células que se dividen y dividen, pero también ocurre que algunas deciden no morir.

¿Entonces, un tumor es el ansia de vivir de esas células suicidas?

Sí, en un tumor hay exceso de poca muerte.

Usted dio conferencias sobre la paz.

Una cosa que tiene recibir el Nobel es que al día siguiente de que te lo entregan todos suponen que eres un experto en casi todo. Pero mis conocimientos de la paz se resumen en una frase: la paz mundial es buena.

¿Qué es lo más importante que ha aprendido en su vida?

Tener bien claras las prioridades: las personas son lo primero, la familia es crucial, los amigos y, en general, nuestra responsabilidad de unos con otros. Si pensáramos en los demás, el mundo sería un lugar mucho mejor, porque todos somos muy parecidos.

Espejos los unos de los otros.

Pat McGovern es un hombre de negocios de mucho éxito. Fuea un país y encontró personas maravillosas pero que odiaban a las del país vecino. Acudió entonces al país vecino y encontró de nuevo personas maravillosas que odiaban a sus vecinos.

Muy humano.

"¿Por qué la gente es de naturaleza buena pero desarrolla esos sentimientos de odio?", se preguntó, y llegó a la conclusión de que la respuesta debía de estar en el cerebro y fundó el instituto en el que yo trabajo, el McGovern para la Investigación Cerebral del MIT, con la esperanza de mejorar la sociedad. Este planteamiento es el que me llevó a mí a aceptar la invitación de hablar sobre la paz mundial.

¿Y han entendido algo?

Llevamos muchos años intentando comprender cuáles son las diferencias entre el hemisferio izquierdo y el derecho, y lo hacemos a través del cerebro de un pequeño gusano, el mismo que yo he utilizado para comprender la muerte celular.

El C. elegans.

Hemos identificado los genes que hacen que los hemisferios sean diferentes. Ahora nos planteamos cómo funcionan y qué controlan, pero no se lo hemos dicho a nadie.

De acuerdo. ¿Cuál ha sido la decisión más difícil de su vida?

He tomado decisiones que algunos considerarían difíciles, pero yo las he vivido como experimentos. Verá: me licencié en Matemática Teórica y en Economía, pero continué estudiando Biología, una gran decisión.

¿Qué le llevó a ese cambio?

En la universidad compartía habitación con un compañero que decía que la biología era interesante, así que en el último año me matriculé en Biología, me gustó y le dije al profesor: "Me voy a licenciar en Matemáticas y Economía, pero me gusta lo que usted explica, ¿le parece una tontería que continúe?".

¿Y qué le dijo?

"Mis estudios y mi doctorado son de Física". El mensaje que interpreté y el que ha regido mi vida es: no tengas miedo a probar algo nuevo. Si te es atractivo, inténtalo, y si no funciona, prueba otra cosa.

Valiente.

Yo me doctoré en el estudio de los virus que infectan a las bacterias, pero decidí que quería aprender sobre los sistemas nerviosos: otro experimento. Me trasladé a Inglaterra para hacer ese trabajo.

¿No le tildaron de picaflor?

Biólogos muy reconocidos me advirtieron que si cambiaba tanto de campo acabaría con mi carrera. Pero yo quería hacerlo.

¿Cree que en su vida hay un hilo conductor?

Sí. Mis padres me inculcaron un gran respeto por el aprendizaje. Siempre me repetían: "Hazlo lo mejor que puedas", y a lo largo de mi vida eso ha sido lo que he hecho, junto con seguir mis intereses. El resultado han sido mis cuatro vidas, aparte de mi vida familiar, que es la más importante.

Cuénteme.

En el MIT soy investigador de ciencia básica y estudio un gusanito muy pequeño. Durante veinte años he colaborado con un amigo neurólogo y juntos hemos estudiado las enfermedades neurológicas. La tercera vida es ir a Washington y educar a los miembros del Congreso sobre la importancia de la investigación científica, a lo que dedico mucho tiempo: ya me he reunido con cuatro presidentes estadounidenses.

¿Y la cuarta?

Es comercial. La investigación que yo hago lleva a descubrimientos que intento que sean útiles, así que participo en la industria de la biotecnología. He fundado cinco empresas. Hemos desarrollado dos fármacos (que no me pertenecen) que se están probando en pacientes con enfermedad hepática y en enfermos de cáncer con excelentes resultados.

Impactante.

Haber podido ir de un gusano a un paciente habiendo participado en todos los pasos de ese camino es algo muy gratificante.

"Según Como Uno Dé Los Buenos Días..."

Ani Choying Drolma, monja nepalí cantante
IMA SANCHÍS, 06 de junio de 2007 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA
Según el tono que yo utilice al decirle buenos días, usted tendrá más o menos predisposición a escucharme.
Estoy de acuerdo.
La música y el canto permiten a los que abrir su corazón, es uno de los mejores vehículos para transmitir sentimientos.

Escuchamos poco.

Estamos ocupados en que los demás nos escuchen, y eso rompe la comunicación.

¿A usted cuándo empezaron a escucharla?

Soy la hija mayor de una familia de clase media con dos hermanos varones, así que estaba destinada a realizar las tareas domésticas y callar. Preferí ser monja. Lo planteé a los diez años y mis padres aceptaron a cambio de tres años más de trabajo.

¿Y el príncipe azul y todas esas cosas?

Siendo niña decidí no casarme jamás.

¿No le gustó lo que vio?

Las relaciones que viví en casa y la que vi entre mis vecinos eran desalentadoras. La sociedad nepalí es muy machista. Mi padre era agresivo, vi sufrir mucho a mi madre. En la sociedad nepalí nacer mujer significa olvidar cualquier deseo en función del marido y la familia. Los hombres creen que su mujer les pertenece.

Su padre también le pegaba a usted.

Sí, nos pegaba indiscriminadamente. Solía usar una vara. Era un enfermo.

¿Alcohólico?

Bebía, pero no era un alcohólico.

Entonces, ¿enfermo en qué sentido?

Yo odiaba a mi padre, me pegaba tanto que pensaba que no debía de ser mi padre. Mi maestro, Urgyen Tulku Rinpoche, me pidió que intentara pensar algo positivo sobre él y me di cuenta de que era un hombre que trabajaba muchísimo para darnos de comer; así, poco a poco entendí que él no era feliz y que su rabia era frustración. De ese modo pasé de sentir odio a sentir pena por mi padre.

¿Le sirvió de algo?

Sí, me ayudó a perdonarlo. Él me ha dado la vida, y la vida es preciosa, ese descubrimiento me permitió empezar a amarlo y a cuidarlo. Siento que es mi responsabilidad ayudarlo ahora que se ha quedado solo.

Tiene suerte su padre.

Soy yo la que debo darle las gracias, porque si no me hubiera tratado tan mal, no me habría hecho monja ni habría descubierto a mis maestros, ni tampoco que hay cosas buenas en todos los seres. Dos hombres han cambiado mi vida: mi padre y mi maestro.

Al recibir su compasión, ¿su padre ha cambiado o sigue siendo la misma fiera?

Ahora tiene más paz.

Su padre también es budista, ¿qué ha hecho con sus creencias?

Culturalmente es budista, pero eso no significa nada; las religiones son sólo etiquetas.

Su madre ha muerto hace poco. ¿Qué ha entendido?

La impermanencia.

¿Cuándo descubrió su voz?

Fue un productor norteamericano que vino al monasterio, Steve Tiggetts. Hicimos un primer CD y tuvo tanto éxito en EE. UU. que decidieron lanzarme al mercado mundial.

¿Por qué aceptó?

La razón inicial fue ver mundo, pero llegó el primer cheque, ¡era muchísimo dinero!, y comprendí que podía realizar mi sueño: la escuela para monjas.

¿Y por qué una escuela para monjas?

Si quieres ayudar a los demás, has de ser capaz de conocer sus problemas, los problemas del mundo, y saber comunicarte. Si podemos tener los mismos estudios que los monjes, seremos más efectivas y prácticas.

Sí, pero no entiendo por qué no ha fundado una escuela para niñas, monjas o no.

Estoy preparando mi ejército: estas mojas capaces de argumentar, empleando también la razón, el poder de la compasión volverán a sus aldeas y educarán a las niñas.

De manera que, para usted, es más importante la educación que la música en sí.

La música es mi instrumento, tal como la palabra es el suyo. Pero fíjese en que las palabras no son la entrevista... ¿De qué son instrumento sus palabras y mi música...? De su corazón y su mente, de mi corazón y mi mente.

Así debería de ser.

La música me permite llegar a lo más profundo de mi ser, sacar lo que hay ahí y transmitirlo a través de ese don que es mi voz.

Dicen que su voz y su canto curan.

Cuando me siento triste, confundida o enfadada, rezo. Y rezo cantando mis mantras desde mi alma; eso hace que me sienta mejor. En mis conciertos canto lo mismo que en privado y desde el mismo lugar. Es posible que esa vibración que sale de mi alma haga que los demás se sientan mejor.

¿Qué le ha enseñado su maestro?

A comprender que lo importante es cómo percibes las cosas: si es de manera positiva, el efecto será positivo, y viceversa. A no pensar que el juicio que tú emites es el juicio correcto. A no responder a una injusticia con otra injusticia, al dolor con más dolor. Mi maestro ha nutrido mi corazón.

¿Qué merece la pena en la vida?

Nunca debes hacerte daño a ti mismo, a tu alma. Encontrar el verdadero sentido a tu existencia en este mundo.

Eso es muy difícil.

A menudo lo más simple parece lo más complicado, precisamente por ser demasiado sencillo. Todo es muy lógico...

¿En qué está pensando?

Todos queremos ser felices y estar bien, centrémonos en ello: si yo le trato bien, usted sonreirá. Si usted sonríe, yo también sonreiré. Si yo le grito, usted dejará de estar feliz y me tratará mal, y yo le trataré todavía peor. Lo que siento lo transmito y se me devuelve.

"Hay Que Ser Coherente Con Las Propias Ilusiones"

Josep López, escritor y asesor de escritores
IMA SANCHÍS, 09 de setiembre de 2009 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA


Tengo 41 años. Nací en Barcelona y vivo en l'Ametlla del Vallès. Estoy casado y tengo dos hijos, de 11 y 7 años. Licenciado en Ciencias de la Información. Aborrezco la injusticia, y los políticos actuales me parecen flojos. Prefiero la espiritualidad a la religión.

Y la ilusión se va… Porque dejamos de atenderla, y porque vivimos vidas que no nos corresponden, nos resignamos a vivir la vida que otros conciben para nosotros: "Deberías hacer esto y lo otro"...

Usted, ¿cuándo perdió la ilusión?

En el momento en que entendí la vida como un lugar duro en el que había que sobrevivir y hacer lo que tocaba hacer en lugar de aventurarme a realizar lo que me pedía el corazón, que era escribir.

¿Qué ocurrió?

Tenía 28 años, trabajaba en una empresa de relaciones públicas porque pensaba que lo que había que hacer era ganar dinero, ascender, tener una familia… Así estuve once años, pero el cuerpo empezó a darme avisos: crisis de pánico, tristeza súbita, depresión.

¿La sensación de que la vida no tiene sentido?

Sí, pero cualquiera que hubiera visto mi vida desde fuera hubiera dicho "¡qué suerte!". Tenía un buen trabajo, una familia estupenda..., quizá por eso me costó tanto salir de la depresión. Socialmente tenemos la obligación de ser felices y ocultamos todo aquello que representa una emoción negativa.

Eso es ser civilizado.

Mejor desenmascarar lo negativo: la tristeza, la rabia o el miedo hay que afrontarlos. Me llevó tiempo empezar a escuchar a mi cuerpo y aún más entenderlo.

¿Qué le decía?

Que no hay que renunciar a los sueños.

A veces, simplemente los olvidamos.

No hay que sustituir la ilusión por esos pésimos actores secundarios: el positivismo o el conformismo. Hay que aceptar la realidad y a uno mismo con sus limitaciones, pero no hay que dejar de escuchar lo que nos dice el corazón, esas cosas que te hacen vibrar. Y cuando pierdes la ilusión, tienes que pararte e intentar recordar qué es lo que en algún momento te hizo vibrar y reconducir tu vida hacia eso.

Solemos colocar fuera de nosotros las cosas vibrantes, los deseos.

Cuando estás deprimido, y yo lo he estado durante años, no ves más allá. Te construyes una celda, cierras y te tragas la llave. Convencido de que no puedes salir de ahí, te identificas con esa situación y temes que si sales perderás tu identidad.

Entiendo.

Durante años fui una persona taciturna, tristona, con tendencia a la nostalgia, estaba identificado con esa imagen. Pero también te puedes identificar con la imagen contraria porque también eres la contraria: la alegría, las ganas de vivir, la ilusión. Tiene mucho de actitud.

¿Cuál cree que es el camino?

Primero detenerte, buscar la serenidad, permitirte sentir lo que sientes.

¿Incapacidad?

Pues sí, contémplala. El segundo paso es rastrear en tu pasado, pero sin buscar las justificaciones a tu depresión porque caes en el victimismo. Quizá se trate de aceptar el pasado pero decidir que quieres vivir de otra manera y atreverte a imaginarlo.

¿Qué significa eso?

Que las elecciones de tu vida las puedes tomar siendo coherente con tus ilusiones y deseos. Hay que recomponer la ilusión con los pedazos que hayan quedado, siempre es posible volver a soñar. Hay que ir a la infancia.

Suena tópico.

Lo sé, pero es cierto: mientras somos niños nos tomamos la vida como un juego, pero cuando crecemos nos dicen: "Se acabó el juego", y nos quitan algo muy valioso: entender que la vida tiene mucho de juego.

En el juego hay reglas.

Sí, y ganadores y perdedores, cosas buenas y malas que hay que aceptar con la distancia del jugador. Ilusión viene de illudere,que significa jugar. Sin juego no hay ilusión.

Lo decisivo de la ilusión es la anticipación.

La ilusión no sólo es proyectarte hacia el futuro pensando que aquello que deseas algún día se hará realidad, sino alimentar el presente con ilusión. La ilusión no huye del presente, significa estar en tu camino, haciendo lo que tú quieres hacer. Tendemos a pensar que la ilusión es una huida del presente.

Solemos colocar las ilusiones fuera de nosotros: una casa con jardín, un descapotable…

En ese caso, hay que preguntarse: ¿realmente es eso lo que me hace ilusión, o me hace ilusión lo que vendría con eso? ¿Me hace ilusión tener una casa, o estar a gusto en un lugar rodeado de la gente que quiero y que vengan mis amigos a visitarme?

Así es.

Yo distingo entre las pequeñas ilusiones y las grandes. Las pequeñas no te llenan la vida, son como pequeños afluentes que van a dar al gran río de la ilusión, que es ni más ni menos que darle sentido a tu vida. La ilusión por los objetos, en última instancia, tiene que ver con sentirse querido; esa es la gran ilusión de la mayoría.

¿Qué ejercicio propone para conseguir vivir ilusionado?

La conciencia, tomar conciencia cada día de cómo estás, de cómo te sientes y ser consciente de que tú eres algo más que eso que estás sintiendo. Tendemos a identificarnos con nuestras emociones, pero nosotros somos algo más que nuestras emociones, así que podemos transitar por ellas y decidir si queremos seguir estando tristes o cambiar.

"La Casa Es El Primer Centro De Gobierno Y Su Corazón Es La Cocina"

Roy Littlesun, indio hopi
IMA SANCHÍS - 27/11/2009 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA
75 años. Nací en Java, Indonesia, y vivo en Arizona, pero desde 1960 viajo continuamente. Estoy viudo y tengo tres hijos. Fui marino mercante. Aspiro a que los políticos sean innecesarios. Mi espiritualidad es la práctica de la ley del creador: ser uno con el ciclo del universo.

¿Cómo, desde la isla de Java, fue a parar a Arizona?

Soy hijo del este y del oeste. Mis raíces son japonesas, holandesas y alemanas, y mis antepasados eran capaces de comunicar ambos mundos, el este y el oeste, que según el plan quedaron fijados en Oriente y Occidente.

¿Qué plan?

El plan del creador es hacer de esta tierra un portal de paz. Y el portal requiere dos lados, uno es la ley universal y el otro está por crear a través del potencial humano.

¿Y en qué consiste?

Aquí podemos realizar las posibilidades del otro lado, lo que no se ve debe ser realizado. Hay que unir este y oeste, sol y luna, lo femenino y lo masculino. Y ustedes las mujeres deben cambiar el mundo.

¿?

Deben controlar el alimento, porque la comida acaba convirtiéndose en nuestra sangre. Las cocinas eran nuestras primeras iglesias, los primeros lugares de sanación, las primeras escuelas, los primeros laboratorios de alquimia; de la alimentación nació el comercio..., el grano es el primer dinero.

¿Y?

Para conectarnos con el creador necesitamos la memoria que encierra el grano.

Volvamos a su historia.

Viví la Segunda Guerra Mundial, una vida muy dura, simple, pero feliz. Llegar a Holanda no fue fácil: allí hacía mucho frío.

¿Pero qué fue lo importante?

Descubrir que no era libre. Holanda era un país pequeño y conservador. Mientras fui estudiante trabajé en diversas fábricas, pero aquello no tenía sentido, necesitaba aire, y me hice marino mercante. Navegué durante tres años hasta que decidí abandonar el mar y emigrar a California. Pensaba que allí sería libre.

¿Y no?

Yo en realidad lo que quería era encontrar el sentido de la vida. Peregriné, anduve y por fin entendí el sentido de la creación.

¿A qué se refiere?

A cómo cambiar, entendí que el cambio pasaba por la alimentación y me hice macrobiótico, así se transformó mi cuerpo, mi mente y mi percepción. Creé uno de los centros más importantes de sanación en Los Ángeles.

¿Sanación?

Puse la macrobiótica en un contexto mucho más amplio. Mi centro, que estaba en Hollywood, se hizo muy famoso porque a él se acercaban las grandes estrellas. Pero después de cuatro años no estaba satisfecho.

¿Por qué?

La gente venía sólo a sanar el cuerpo. Fue entonces cuando me topé con los indios hopi de Arizona y fui adoptado por uno de los hombres de sabiduría, Titus, con el que establecí un pacto secreto el día de su muerte.

¿Me lo va a contar?

Sí, porque se trataba de compartir con el mundo la ley del creador, esa es la esencia de mis enseñanzas, cómo cambiar la calidad de la sangre, restaurar nuestra memoria para poder volver a lo sagrado.

¿A través de la comida?

Sí, y no es sencillo porque las mujeres, que son las que tradicionalmente controlan los fogones, han perdido el sentido de la alquimia de los alimentos. Microondas, aluminio, teflón… con todos esos utensilios es imposible.

Dígame qué es lo fundamental.

Coja una gran caja, llénela de todos esos utensilios que no usa, conservas y productos precocinados, y tírela. Luego vuelva a llenar su despensa de comida de verdad. Entonces la casa volverá a ser el centro, porque el centro no está fuera, en el banco, en el hospital o en la escuela.

No sea tan radical.

El alma de la casa es la cocina y no la televisión. Hay que entender el significado de lo que es cocinar: es un arte, es un gran poder.

El de las abuelas.

La casa es el primer centro de gobierno y su corazón es la cocina. La cocina es sagrada, pero se ha convertido en un bar, una minicafetería. Yo crecí en Java y recuerdo que antes de la guerra el mundo era así, pero después todo cambió: la no comida fue colonizando todos los hogares.

Se debió llevar un disgusto cuando llegó a Estados Unidos.

Vi cómo cambiaban los cuerpos de la gente, las formas de pensar, los comportamientos, y cada vez más. Hoy lo habitual es alimentarse de pan blanco y no comer grano. Eso sí, se ha puesto de moda desayunar fruta.

¿Le parece mal?

La fruta hace que la sangre sea ácida, hay un exceso de consumo de potasio porque se ha aconsejado comer muchos plátanos y naranjas, y el sistema nervioso está desequilibrado.

¿Cuál es para usted la dieta correcta?

Yo no trabajo con dietas, pero diariamente deberíamos ingerir una media de un 50% de cereales integrales, granos completos (quinoa, arroz integral, mijo, avena), un 25% de vegetales de temporada , un 20% de legumbres y un 5% de fruta de temporada.

Y luego hay que saber cómo comerlo.

Sí, no mezcle las frutas con la comida, tómela de merienda, después de la siesta es ideal.

La siesta en este país es un recuerdo.

Y para desayunar cosas fáciles de digerir: granos suaves, y siempre salado. Y no olvide que todo tiene que pasar por el fuego: el gran regalo del creador a los humanos.

"Tras Todo Síntoma Subyace Una Emoción Ignorada"

John Eaton, doctor en Psicología, creador del método Reverse Therapy
IMA SANCHÍS, 27 de enero de 2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA


Tengo 53 años. Nací y vivo en Londres. Casado y con dos hijos y una nieta. Licenciado en Filosofía y doctorado en Psicología, pero desde el año 2002 sólo trabajo con la Reverse Therapy. Debería haber menos gobierno. Soy liberal y poco espiritual. Me interesa la filosofía budista.

Cómo llegó a la Reverse Therapy?

En 1996 mi esposa desarrolló una enfermedad neurológica autoinmune: neurosarcoidosis. Los dedos de los pies y de las manos y parte de la cara se le inflamaron hasta quedar paralizados.

Usted entonces era psicoterapeuta...

Las causas de las enfermedades autoinmunes (el organismo ataca las propias células) son desconocidas, pero cada vez está más claro que los factores emocionales son importantísimos en su evolución. Ivonne arrastraba problemas en el trabajo, dos hijos pequeños y pérdidas familiares.

... Y quiso ayudarla.

Sí, me puse a trabajar con las teorías del doctor Ernest Rossi, que demostró que los síntomas aparecen cuando la inteligencia corporal recuerda experiencias difíciles y almacena esa información en el cerebro emocional, y en cualquier parte del cuerpo, en forma de memoria química.

¿Al vivir una experiencia similar se activa la memoria química del cuerpo?

Sí, la conciencia del cuerpo utiliza los síntomas como código para mostrarnos que nos encontramos ante una situación difícil que debemos gestionar.

¿Qué es la conciencia del cuerpo?

Es un tipo de inteligencia organizada cuyas funciones son: procesar emociones y recordarnos emociones vividas en el pasado, activar las glándulas y otros centros de información, los mecanismos de defensa y crear emociones para guiar nuestras acciones.

¿Esa es la base de la Reverse Therapy?

Sí, entender que el cuerpo no se comunica con nosotros a través de palabras o pensamientos, sino a través de sentimientos, sensaciones o síntomas.

¿Así trata el síndrome de fatiga crónica (SFC) y la fibromialgia?

Defiendo que su causa es la manifestación, a través del cuerpo, de una serie de síntomas (alteraciones glandulares). Se trata de un trastorno del eje HPA (eje hipotálamo-pituitario y glándulas adrenales).

¿Qué provoca este trastorno?

No se trata de un problema exterior que impacta en la persona: estamos hablando de interacciones complejas entre el cerebro y el entorno, la persona, otras personas, las actitudes... Cuando la persona no logra adaptarse a determinadas circunstancias, se aumenta la carga alostática del cuerpo.

¿Qué es eso?

La cantidad de información que el cuerpo tiene que procesar. El problema es que, cuando el cuerpo detecta un error, no puede ignorarlo, tiene que intentar arreglarlo; así crea más problemas y llega el desarreglo.

¿Cómo actúa usted?

Ayudo a entender los síntomas, clarificar su mensaje y su causa, y les enseño habilidades que les ayuden a adaptarse. En un 80% de los casos los síntomas llegan a revertir a no ser que los tejidos ya estén dañados.

¿Cuál es la esencia?

Aprender a no dar tanta importancia a la mente racional. Los seres humanos tenemos un neocórtex cerebral muy desarrollado, lo que nos ha permitido crear sistemas de organización de pensamiento complejos; pero es una bendición y una maldición.

¿Por qué?

La inteligencia intelectual trabaja con normas y con reglas, y hay personas que no se adaptan bien a ellas, las sobrecargan. Al mismo tiempo, la inteligencia del cuerpo actúa como un sistema de radar y está controlando la carga alostática, busca el equilibrio.

¿La mente del cuerpo no depende de la mente intelectual?

Son semiindependientes. Si alguien tiene demasiados plazos fijos de entrega, acumula frustración y sale del trabajo con dolor de cabeza o de estómago; la mente intelectual le dice que debe continuar, pero el cuerpo no se adapta. Entonces, el cuerpo sube el cortisol para que el sistema inmunológico descienda, o sea, intenta parar a la persona para ahorrar recursos, pero la mente quiere más y no obedece: ahí tenemos la enfermedad.

¿Comprender los síntomas sana?

Tomar la acción apropiada. Tras todo síntoma subyace una emoción que ha sido ignorada. Etimológicamente, emoción viene de movimiento,produce cambios en el cuerpo químicos, neurológicos, glandulares, para llevar a un movimiento. Cuando la acción se ha tomado, se restaura el equilibrio del cuerpo y la emoción desaparece.

Entiendo.

Si esa acción que nos demanda el cuerpo no es atendida, el cuerpo irá aumentando el volumen de la emoción que se está bloqueando; así el enfado, que es una emoción primaria, se convierte en rabia, en tensiones, dolor de cabeza, náuseas..., en síntomas.

¿Cuál es su conclusión tras años tratando con pacientes?

Es algo un poco controvertido: creo que los seres humanos en Occidente somos excesivamente racionales y tendríamos que estar mucho más conscientes de nuestra inteligencia emocional y nuestra intuición.

¿Cómo educarlas?

Aumentando la conciencia, y para ello hemos de ir más despacio, escuchar más a nuestro cuerpo y menos a nuestra mente. Y creo que el problema que padecemos la mayoría es que no hemos aprendido a comunicarnos de manera eficaz. Pasamos demasiado tiempo discutiendo y poco escuchándonos. Una parte importante de mi trabajo es enseñar habilidades de comunicación.

"Procuro Vivir Mis Días Como Si Fuera A Vivir Para Siempre"

Amy Hardie, directora de documentales
IMA SANCHÍS - 10/03/2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA


Tengo 51 años. Nací en Escocia, en pleno campo, y vivo en las montañas. Licenciada por la Escuela Nacional de Televisión y Cine del Reino Unido. Especializada en películas científicas. Casada y con tres hijos. He presentado en DocsBarcelona The edge of dreaming.

Todo comenzó cuando murió mi madre.

Extraño comienzo.

Una noche soñé que George, mi precioso caballo, me decía: "Prepara tu cámara porque voy a morir". Y desperté.

... Y fue corriendo a ver al caballo.

Sí, y estaba muerto. Quise grabarlo porque estaba haciendo mi doctorado sobre la muerte. No había amanecido, tenía miedo, se me cayó la cámara y se rompió.

¿Y qué hizo?

Despertar a mi marido.

Cuénteme lo del doctorado.

Cuando mi madre moría, pude ver como atravesaba una experiencia física y emocional importantísimas, y ocurrió algo más: cuando expiró corrí a abrir la ventana y le dije: "Gracias y que tengas buen viaje". ¡No tiene ningún sentido, soy atea!, así que para entenderlo decidí hacer el doctorado.

Muy racional.

Filmaba todo lo que tuviera relación con la muerte. Trabajé en una residencia de ancianos y grabé...

Hay quien toma notas y usted graba.

... pero mi investigación sobre la muerte dio un giro cuando se convirtió en algo personal. Tuve otro sueño: mi primera pareja, con la que tuve un hijo y que había muerto de cáncer, me decía: "Amy, no se como decírtelo, pero te vas a morir a los 48 años".

¿Qué pensó?

¡De ninguna manera!, le dije enfadada. Pero fue tan real que pensé: de acuerdo, tengo 18 meses de vida. Se lo conté a mi marido y también lo grabé.

¿Y qué le dijo?

Es psicoterapeuta, así que intentó convencerme durante una hora de que ese sueño podía representar muchas cosas. Cuando acabamos de hablar estaba segura de que me iba a morir.

Veo que confía en su marido.

Al cabo de unos meses me puse enferma, no podía respirar. Los médicos me dijeron que ocurría algo grave en mis pulmones pero que no encontraban la causa. Hice el testamento, un seguro de vida, y me deprimí.

Pero siguió grabando.

Al principio era como una hipótesis científica: si existen los espíritus, estaré muerta en unos meses, pero tendré una gran vida como espíritu; si no existen, seguiré viva. Pero cuando enfermé no me sentía tan valiente.

Ya.

No se lo había dicho a mis hijas. La menor un día me leyó la mano (estaban aprendiendo con las niñas de su clase). "¡Te vas a despertar muerta, no te queda vida!", me dijo.

¿Visitó a un psicólogo?

A un neurólogo, Mark Solms, que ha realizado muchos estudios sobre cómo afectan los sueños a personas que padecen tumores cerebrales. Me dijo que probablemente el caballo llevaba días apagándose porque morirse es un gran acontecimiento celular, y que de alguna manera me lo transmitió, y aunque no lo procesé racionalmente, la información estaba en mi subconsciente.

¿Y el sueño de su ex marido?

Me dijo que yo quería morir y que lo mejor que podía hacer era volver a la época del sueño y revisar qué podía entender, y eso hice: fui a un chamán que me puso en trance y me dijo cosas sorprendentes.

Cuénteme.

"Puedes cambiar tu sueño, pero no puedes entrar en el mundo de los espíritus con miedo". Pese a que no creía en los espíritus, estaba aterrorizada. Sigo sin entender qué pasó.

¿Y qué pasó?

Encendí la cámara, me tumbé, y empecé a contestar lo primero que me venía a la cabeza: vi una serpiente, salté dentro de su boca, la serpiente me llevó junto a Arthur y le dije: "No estoy preparada para morirme".

Bien dicho.

Luego encontré a una anciana y supe que era la mujer que se llevaba a los vivos. Me enfadé con ella, sé que parece una locura.

¿Por qué se enfadó?

Porque se había llevado a mi madre y pensaba que amenazaba mi vida. La ataqué, la estrangulé. Ella empezó a reírse y me pidió que me sentara junto a ella, y vi paisajes desoladores. Luego me dijo: te puedes ir.

Y despertó del trance.

No me pude mover durante dos horas, pero el miedo se había ido, sabía que tenía un futuro. Monté una fiesta e hice esta película.

¿Alguna conclusión?

Mark Solms me dijo que lo que conocemos de la realidad está limitado por nuestros cinco sentidos, más allá de ellos lo que existe es imperceptible para nosotros, pero eso no quiere decir que no exista.

...

Es probable que ese sexto sentido de la chamana lo tengamos todos, pero la mayoría sin desarrollar. He cambiado, ya no niego lo que no veo. Procuro mantener una comunicación constante conmigo misma y con lo que me rodea, sin cerrar ninguna puerta.

¿Y sus pulmones?

La chamana me dijo que esa enfermedad era metáfora de la enfermedad de la tierra, algo que yo había percibido. Existe un universo subjetivo del que somos parte y deberíamos trabajar para conectarnos con él.

Y sobre la muerte, ¿qué ha entendido?

La gente dice que hay que tenerla presente, pero una mujer que cuidaba a su hija terminal me dijo: "Procuro vivir todos los día como si fuéramos a vivir para siempre", y creo que es una perspectiva muy útil porque te vuelves muy cuidadoso con todo.

"Haz Algo Con Tu Vida, Aprovecha Tu Momento"

Hermant Sahal, emprendedor social
IMA SANCHÍS, 12 de marzo de 2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA


Tengo 21 años. Nací en Nueva Delhi y vivo en el sur de India. Soy estudiante de tercer curso de Ingeniería Biotecnológica. En India hay muchos partidos políticos compitiendo por el poder y por el camino pierden los valores por los que luchan. Practico el hinduismo.

Cuando era pequeño, mi padre me contaba lo difícil que fue para él la vida de niño.

¿Hijo de analfabetos?

Sí, toda la aldea era pobre e inculta. Mi padre fue el único que pudo salir de allí, estudiar, progresar y convertirse en un hombre importante.

¿Cómo de importante?

Es director de un banco muy importante en India. No malgastó sus capacidades, estudió siempre becado. Ahorraba el dinero de las becas y se lo enviaba a la familia.

¿Cuál es la historia que más le conmovió de las que le contó su padre?

En la aldea sólo los trabajadores de la limpieza de una compañía británica sabían alguna palabra de inglés. Mi padre entendió que aquel idioma lo conectaría con el mundo, así que se fue a la biblioteca y se aprendió de memoria el diccionario de inglés.

¿Cómo ha influido la historia de su padre en su propia historia?

Mi padre siempre afirmó que tuvo mucha suerte y siempre se sintió en deuda con la sociedad. De niño, en el recorrido de mi casa al colegio, pasaba por pueblecitos y veía muchos niños descalzos, harapientos, enfermos, mutilados, pidiendo caridad, de manera que muy pronto entendí qué era lo que quería decir mi padre con lo de la "suerte" y decidí que haría algo por ellos.

¿Y cómo descubrió qué podía hacer?

La ciudad en la que está mi universidad, Vellore, en el sur de India, está ubicada en una región famosa por su industria peletera. Toda el agua de la zona está contaminada por metales tóxicos, y la gente enferma. Allí me di cuenta de que además de la pobreza había muchos otros problemas que resolver.

¿Qué hizo para resolverlos?

Un profesor nos habló de un biocomponente útil para eliminar la contaminación del agua, y con una compañera decidimos estudiar y desarrollar ese componente.

¿Lo ha conseguido?

Sí, he creado Callmat, un producto que mediante un mecanismo muy sencillo y barato, purifica el agua. Con mi idea fui a ver a la fundación Ashoka, la mayor organización de apoyo a los emprendedores sociales.

¿Qué es un emprendedor social?

Cualquier persona que monta una empresa para resolver un problema a gran escala. No se trata de una ONG, quieren que tu empresa obtenga beneficios.

¿Cómo le ayudaron?

Primero a clarificar el proyecto y la estrategia a base de preguntas. El precio será escalonado: los industriales pagan más por el producto (y aun así les sale a cuenta), los granjeros el precio de coste y las familias un precio simbólico. Y me dieron 1000 dólares para arrancar.

¿Su invento funciona a gran escala y a pequeña escala?

Sí, son una especie de sticks que pueden purificar el agua de una empresa y la de una botella de uso doméstico.

Va a ganar dinero con este proyecto.

Sí, creo que las empresas sociales deben ganar dinero, para ser independientes, poder continuar con nuevos proyectos y poder ofrecer buenos salarios a la gente rica en ideas, gente que no te abandonará porque necesite alimentar a su familia.

Entiendo.

El gran cambio sucede cuando te das cuenta de que esa búsqueda de soluciones creativas para mejorar la vida de todos no es algo que haces por generosidad sino por ti mismo. En mi universidad he creado un grupo de emprendedores sociales.

Es usted ambicioso.

Pretendo que en cada universidad de India se cree uno, porque creo que la mejor etapa de la vida para tomar conciencia de que podemos cambiar el mundo si nos lo proponemos es cuando estamos en la universidad, cuando todavía somos idealistas.

¿Cómo responden sus compañeros?

Para llevar a la práctica estos proyectos hace falta mucha tenacidad. El secreto es no rendirse. Cada vez hay más jóvenes ilusionados por hacer de este mundo un lugar mejor para todos.

¿Cómo se imagina dentro de 20 años?

Si la tecnología, que es lo mío, no tiene una parte social, no sirve para nada. Mi sueño es modificar la mentalidad.

Ese es un gran sueño.

Yo pido a todos los emprendedores que vayan a las aldeas y convivan con la gente y sus problemas, y que luego vuelvan a la universidad y se pongan a trabajar sobre esa realidad. No creo en las grandes tecnologías, sino en los inventos de uso cotidiano para mejorar los países subdesarrollados.

La crisis hace que los jóvenes acaben trabajando en lo que pueden.

Lo que necesita la gente joven son referentes, casos de éxito, y los emprendedores sociales son excelentes ejemplos. La gente joven tiene que darse cuenta de que una sola persona, siendo creativa, pensando de forma diferente, puede conseguir grandes cosas.

¿Pensar de forma diferente?

Estar despierto, pendiente de lo que pasa a tu alrededor. El creador de Ashoka, Bill Drayton, lo explica muy bien: El mundo es diferente porque tú eres diferente. Haz algo con tu vida, aprovecha tu momento.

Hay muchos que quieren y no pueden.

Esa es la mentalidad que hay que cambiar, y más en un país rico como el suyo, ¡claro que pueden hacer cosas! Los jóvenes deben dejar de lamentarse. Como dijo Gandhi, sé el cambio que quieres ver en el mundo.

"La Meditación Transforma El Cerebro A Largo Plazo"

Are Holen, experto en estrés postraumático y creador de un método de meditación
IMA SANCHÍS, 08 de abril de 2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA


54 años. Soy noruego. Casado y con dos hijos. Licenciado en Psicología, doctor en Medicina y especialista en Psiquiatría. Profesor de Neurociencia en la Universidad de Trondheim. La educación es la herramienta para la prosperidad de un país. Creo en un Dios no punitivo.

En 1980, una plataforma petrolífera entre Inglaterra y Noruega se hundió. De 212 personas sobrevivieron 89, a las que veo cada año.

Pues lleva treinta años tratándolas. ¿Alguna conclusión?

Me he pasado años investigando el estrés postraumático tras situaciones de desastre y he comprendido que hay que atender a las personas en el momento inmediato a la catástrofe, porque con el estudio inicial puedes saber cuál será su evolución y qué tratamiento debe seguir cada cual.

¿Cómo afecta enfrentarse a la muerte?

Por lo general, las personas aprecian más la vida, los amigos y las actividades de ocio, y se preocupan más por su familia.

¿Incrementa su fe en Dios?

Eso es algo que me llamó mucho la atención: en general, la gente deja de creer tras un desastre.

También investiga usted los efectos de la meditación en el cerebro.

Empecé a hacer yoga y meditación a los 16 años, un año después de que mi padre, también médico, enfermara. La meditación me conectó con mi interior, con la comprensión de las emociones. Resultaba fascinante desde el punto de vista existencial.

¿Y decidió compartir la experiencia?

Siendo todavía estudiante, creé la escuela internacional ACEM, dos años antes del 68, así que había muchísima gente que quería aprender y crecimos muy deprisa. Mi método no se basa en ninguna fe religiosa ni filosófica; se explica en términos científicos y siempre en el contexto de la psicología moderna.

Cuénteme.

Hemos realizado una serie de investigaciones, todas publicadas en revistas científicas, que intentan averiguar qué hace que la técnica de la meditación funcione.

¿Y?

En un principio, en los años 60 se investigaron y reconocieron los cambios fisiológicos que provoca la meditación: descenso de los latidos cardiacos, de la frecuencia respiratoria, de la tensión muscular y arterial y disminución del consumo de oxígeno.

Pero lo suyo es el cerebro.

Sí, el año pasado publicamos una serie de artículos en los que se demuestra que las ondas cerebrales durante la meditación ACEM muestran relajación pero también procesamiento psicológico.

¿Qué significa eso?

Cuando meditas, partes concretas del cerebro emiten ondas theta, que alivian el estrés y a largo plazo producen una sustancial reducción de la ansiedad; aumentan la habilidad mental, impulsan la imaginación y la creatividad; reducen el dolor, producen un estado de euforia y estimulan la secreción de endorfinas.

Son estupendas.

Nos ponen en contacto con recuerdos que habíamos rechazado y que estaban en el fondo de nosotros mismos, emociones fuertes, traumas olvidados, de manera que nos permiten limpiar o unificar esa memoria.

¿La meditación modifica el cerebro a largo plazo?

Sí, lo transforma. Cómo te ves, cómo ves a los demás, cómo te relacionas, todo eso cambia con la meditación. Investigaciones recientes demuestran que las personas que meditan tienen más gruesa la capa de la corteza cerebral. Otro estudio demuestra que los meditadores viven más años.

Meditar eleva las defensas.

Cuando baja el estrés, baja el cortisol y se eleva el sistema inmune, sí, y afecta también a una serie de sustancias que controlan las células tumorales. Afecta al sistema inmune, anticancerígeno y al corazón.

... Y todo eso sin incienso y sin estatuillas de Buda.

El método ACEM se enfoca en un sonido que repites internamente y que no tiene ningún significado, y no concentras la atención en ningún punto, sino que dejas pasar los pensamientos. Se trata de no intentar conseguir relajarse: el cerebro lo hace sin pretenderlo, como un reflejo, no como una meta.

Si no te concentras y dejas pasar las ideas, ¿cómo resuelves?

La relajación permite que temas personales no resueltos afloren a la conciencia; entonces puedes resolverlos, pero no de una forma intelectual, sino a través de la actitud, que te hace ver las cosas de manera diferente. La meditación permite que cierta cantidad de creatividad se manifieste.

¿Qué más cambios produce?

Es posible que se manifiesten partes de ti que nunca antes has utilizado, que has descartado por las elecciones de la vida.

Se parece al psicoanálisis.

Sí, existen muchas similitudes entre el psicoanálisis y la meditación; la diferencia es que en el psicoanálisis hablas.

Dicen que la palabra cura, pero en el caso de la meditación...

La meditación actúa en niveles más profundos, en lo preconceptual. En el psicoanálisis puedes hablar durante horas y no cambiar nada, pero cuando consigue adentrarse en capas profundas conecta con la meditación y llega al mismo punto.

¿Me está diciendo que la meditación es el psicoanálisis de los pobres?

Está mas disponible para todo el mundo, incluso para quien está muy ocupado.

¿Con qué frecuencia se debe practicar?

Con treinta minutos dos veces al día consigues cambios de la personalidad.

"Vosotros Tenéis El Reloj, Yo El Tiempo"

MOUSSA AG ASSARID, Targuí
VICTOR M. AMELA, 30 de setiembre de 2009 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA


No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles…! Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier.. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo.

¡Qué turbante tan hermoso…!

Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.

Es de un azul bellísimo…

A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados…

¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?

Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

¿Por qué?

Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

¿Quiénes son los tuareg?

Tuareg significa “abandonados”, porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: “Señores del Desierto”, nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.

¿Cuántos son?

Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece… “¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!”, denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.

¿A qué se dedican?

Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio…

¿De verdad tan silencioso es el desierto?

Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?

Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba… Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre… Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

¿Sí? No parece muy estimulante...

Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas… Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

Saber eso es valioso, sin duda…

Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?

Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?

Vi correr a la gente por el aeropuerto... ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...

Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...

Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté… Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua… y sentí ganas de llorar.

Qué abundancia, qué derroche, ¿no?

¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso…

¿Tanto como eso?

Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos… Yo tendría unos doce años, y mi madre murió… ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

¿Qué pasó con su familia?

Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa… Entendí: mi madre estaba ayudándome…

¿De dónde salió esa pasión por la escuela?

De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo…

Y lo logró.

Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

¡Un tuareg en la universidad...!

Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella… Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra… Aquí, por la noche, miráis la tele.

Sí… ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?

Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa… En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde…

Fascinante, desde luego…

Es un momento mágico… Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor… La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor…

Qué paz…

Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.