20 de maig 2010

"Si He Aprendido Algo Es Porque He Escuchado Mucho"

Claret Serrahima, diseñador
IMA SANCHÍS, 20 de mayo de 2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA


Tengo 59 años bien usados. Estoy casado y tengo dos hijos y un estudio de diseño. Creo en la democracia, pero no en esta que permite cuatro años de dictadura para que un loco, como Bush, asesine a un pueblo. La religión es un refugio de las dudas, prefiero la espiritualidad.

A mí me entusiasma la duda.

Incómoda pero fecunda.

Y las crisis, que sirven para reflexionar, diagnosticar y llegar a conclusiones. Una crisis matrimonial, por ejemplo, es muy sana, se dice todo lo que se tiene que decir, y luego decides: si te separas, es que ya era hora; y si no, has hecho un poco de limpieza.

¿Aplicable a la crisis económica?

Sí, pese a que hay gente que lo pasa mal. Y aplicable a la crisis política si sirve para diseñar otro modelo de convivencia.

Veo que cree en el ser humano.

Creo en las ideologías y capacidades individuales (Martin Luther King, Einstein, Gandhi, Jacques Lacan, Goethe...). Desconfío de las ideologías colectivas (Iglesia, militares, partidos políticos, familia olímpica...)

¿Sus obsesiones?

La cultura, la creatividad y la calidad por encima de la cantidad. Esa palabra que usan tanto los políticos, progreso, la asocian a la cantidad, los récords, ya sabe: "Hemos conseguido tantos votos, hemos sido visitados por tantos turistas". Y yo les diría: "¿Pero está bien lo que has vendido, es interesante?".

¿Qué significa ser creativo?

Pensar, observar, ser curioso, interesarse. La creatividad es el resultado de la investigación, nuevas maneras de mirar, de vivir, de expresar, de curar.

¿Y usted de dónde sale?

De una familia burguesa pobre de 13 hermanos, así que a mis padres ni los veía. Me hice a mí mismo, esta ciudad me ha educado.

Usted también ha participado en ella.

Llegó la democracia y pasamos de la UVI a la habitación 320, y cuando nos dieron el alta nos miramos todos y dijimos: ¿qué hacemos? Y con 27 años monté el Universal. La modernidad entonces era que el pinchadiscos fuera a Londres y comprara cinco discos.

Me gusta su sinceridad.

El Universal no era Bocaccio con su gauche divine,que si no eras filósofo o arquitecto no entrabas. En el Universal estaban acodados en la barra Quim Monzó, Ferran Adrià cuando hacía tortillas en Castelldefels y políticos que todavía corren por ahí. Pero yo no he sido moderno nunca.

Es un alivio oírlo.

Modernidad es una palabra que recogieron los políticos hace 20 años y siguen hablando de ciudad moderna. ¿Qué es la modernidad: el edificio Vela de Bofill y el fast food?Si se trata de eso, estoy fuera de órbita. Para mí, moderno es restaurar Santa Maria del Mar.

Esa Barcelona inquieta desapareció.

Cuando el mejor eslogan del Ayuntamiento es "La millor botiga del món", yo me voy, no quiero vivir en una botiga.

No se ha ido muy lejos.

Soy miedoso, me da miedo la noche, los aviones, que me parecen el cáncer contemporáneo: 30.000 aviones cada día contaminando el aire, ¿y me dicen que vaya a 80 kilómetros por hora?

Aquí vivimos hiperseñalizados.

Hiperseñalizados, hiperreglamentados, híper, híper, una manía muy de la izquierda. La de la derecha es la corrupción, casi prefiero el modelo italiano, donde roban los ricos y los pobres, aquí sólo roban los ricos.

¿Hay más temores?

A lo desconocido. De los 16 años a los 30 tuve pánico a las mujeres.

¿Por qué tantos pánicos?

Quizá la educación. Los chicos a un lado, las chicas a otro. Abrías el Paris Match y había hojas arrancadas: los anuncios de ropa interior. Yo estaba constantemente escapando de ese núcleo cerrado. A mí me ha salvado el mundo de la cultura.

Llene de contenido esa palabra.

El análisis del mundo y de lo humano a través de las artes. Pero entiendo su inquietud: hoy el arte está desapareciendo y la creatividad está en la ciencia más que en el arte.

¿Qué ha aprendido?

A tomarme mi tiempo ya estar cómodo donde estoy y con quien vivo, pero siempre tengo cierta incomodidad con las ideologías y pensamientos de ciertos sujetos.

¿Es usted un amigo incómodo?

Riño y soy inconformista, pero con cariño.

¿Cómo se ha salvado del narcisismo de este minimundo cultural catalán?

Soy introvertido y por tanto poco fatuo. El último trabajo que he hecho, y que se lo he regalado a mis amigos y algún político, es un póster numerado que dice: "Catalunya és una desgràcia, el català un desgraciat".

Provocador.

Creo que este país no funciona. Los catalanes somos cínicos y lo que nos importa es el dinero, nos venderíamos el país por nada, somos nacionalistas de fin de semana: el tortell, la sardana, els castellers, pero entre semana nos cargamos el país.

La autocrítica es sana, pero hay quien no le entenderá.

Los vascos, como tienen una lengua muy complicada, han defendido su identidad a través del territorio; en cambio, en Catalunya el territorio lo hemos olvidado, está hecho una porquería, y nuestra identidad se ha construido a través de la lengua.

¿Qué admira?

La coherencia y el conocimiento. Y soy un enamorado del huerto. Se me critica porque creo que todo y todos han de producir, y el huerto es el símbolo de ello. Tengo dos desde hace 30 años, son mi psicólogo personal. Yhay otra palabra importante: complicidad,que significa respeto. Si he aprendido algo es porque he escuchado mucho.