Hermant Sahal, emprendedor social
IMA SANCHÍS, 12 de marzo de 2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA
Tengo 21 años. Nací en Nueva Delhi y vivo en el sur de India. Soy estudiante de tercer curso de Ingeniería Biotecnológica. En India hay muchos partidos políticos compitiendo por el poder y por el camino pierden los valores por los que luchan. Practico el hinduismo.
Cuando era pequeño, mi padre me contaba lo difícil que fue para él la vida de niño.
¿Hijo de analfabetos?
Sí, toda la aldea era pobre e inculta. Mi padre fue el único que pudo salir de allí, estudiar, progresar y convertirse en un hombre importante.
¿Cómo de importante?
Es director de un banco muy importante en India. No malgastó sus capacidades, estudió siempre becado. Ahorraba el dinero de las becas y se lo enviaba a la familia.
¿Cuál es la historia que más le conmovió de las que le contó su padre?
En la aldea sólo los trabajadores de la limpieza de una compañía británica sabían alguna palabra de inglés. Mi padre entendió que aquel idioma lo conectaría con el mundo, así que se fue a la biblioteca y se aprendió de memoria el diccionario de inglés.
¿Cómo ha influido la historia de su padre en su propia historia?
Mi padre siempre afirmó que tuvo mucha suerte y siempre se sintió en deuda con la sociedad. De niño, en el recorrido de mi casa al colegio, pasaba por pueblecitos y veía muchos niños descalzos, harapientos, enfermos, mutilados, pidiendo caridad, de manera que muy pronto entendí qué era lo que quería decir mi padre con lo de la "suerte" y decidí que haría algo por ellos.
¿Y cómo descubrió qué podía hacer?
La ciudad en la que está mi universidad, Vellore, en el sur de India, está ubicada en una región famosa por su industria peletera. Toda el agua de la zona está contaminada por metales tóxicos, y la gente enferma. Allí me di cuenta de que además de la pobreza había muchos otros problemas que resolver.
¿Qué hizo para resolverlos?
Un profesor nos habló de un biocomponente útil para eliminar la contaminación del agua, y con una compañera decidimos estudiar y desarrollar ese componente.
¿Lo ha conseguido?
Sí, he creado Callmat, un producto que mediante un mecanismo muy sencillo y barato, purifica el agua. Con mi idea fui a ver a la fundación Ashoka, la mayor organización de apoyo a los emprendedores sociales.
¿Qué es un emprendedor social?
Cualquier persona que monta una empresa para resolver un problema a gran escala. No se trata de una ONG, quieren que tu empresa obtenga beneficios.
¿Cómo le ayudaron?
Primero a clarificar el proyecto y la estrategia a base de preguntas. El precio será escalonado: los industriales pagan más por el producto (y aun así les sale a cuenta), los granjeros el precio de coste y las familias un precio simbólico. Y me dieron 1000 dólares para arrancar.
¿Su invento funciona a gran escala y a pequeña escala?
Sí, son una especie de sticks que pueden purificar el agua de una empresa y la de una botella de uso doméstico.
Va a ganar dinero con este proyecto.
Sí, creo que las empresas sociales deben ganar dinero, para ser independientes, poder continuar con nuevos proyectos y poder ofrecer buenos salarios a la gente rica en ideas, gente que no te abandonará porque necesite alimentar a su familia.
Entiendo.
El gran cambio sucede cuando te das cuenta de que esa búsqueda de soluciones creativas para mejorar la vida de todos no es algo que haces por generosidad sino por ti mismo. En mi universidad he creado un grupo de emprendedores sociales.
Es usted ambicioso.
Pretendo que en cada universidad de India se cree uno, porque creo que la mejor etapa de la vida para tomar conciencia de que podemos cambiar el mundo si nos lo proponemos es cuando estamos en la universidad, cuando todavía somos idealistas.
¿Cómo responden sus compañeros?
Para llevar a la práctica estos proyectos hace falta mucha tenacidad. El secreto es no rendirse. Cada vez hay más jóvenes ilusionados por hacer de este mundo un lugar mejor para todos.
¿Cómo se imagina dentro de 20 años?
Si la tecnología, que es lo mío, no tiene una parte social, no sirve para nada. Mi sueño es modificar la mentalidad.
Ese es un gran sueño.
Yo pido a todos los emprendedores que vayan a las aldeas y convivan con la gente y sus problemas, y que luego vuelvan a la universidad y se pongan a trabajar sobre esa realidad. No creo en las grandes tecnologías, sino en los inventos de uso cotidiano para mejorar los países subdesarrollados.
La crisis hace que los jóvenes acaben trabajando en lo que pueden.
Lo que necesita la gente joven son referentes, casos de éxito, y los emprendedores sociales son excelentes ejemplos. La gente joven tiene que darse cuenta de que una sola persona, siendo creativa, pensando de forma diferente, puede conseguir grandes cosas.
¿Pensar de forma diferente?
Estar despierto, pendiente de lo que pasa a tu alrededor. El creador de Ashoka, Bill Drayton, lo explica muy bien: El mundo es diferente porque tú eres diferente. Haz algo con tu vida, aprovecha tu momento.
Hay muchos que quieren y no pueden.
Esa es la mentalidad que hay que cambiar, y más en un país rico como el suyo, ¡claro que pueden hacer cosas! Los jóvenes deben dejar de lamentarse. Como dijo Gandhi, sé el cambio que quieres ver en el mundo.
IMA SANCHÍS, 12 de marzo de 2010 - LA CONTRA - LA VANGUARDIA
Tengo 21 años. Nací en Nueva Delhi y vivo en el sur de India. Soy estudiante de tercer curso de Ingeniería Biotecnológica. En India hay muchos partidos políticos compitiendo por el poder y por el camino pierden los valores por los que luchan. Practico el hinduismo.
Cuando era pequeño, mi padre me contaba lo difícil que fue para él la vida de niño.
¿Hijo de analfabetos?
Sí, toda la aldea era pobre e inculta. Mi padre fue el único que pudo salir de allí, estudiar, progresar y convertirse en un hombre importante.
¿Cómo de importante?
Es director de un banco muy importante en India. No malgastó sus capacidades, estudió siempre becado. Ahorraba el dinero de las becas y se lo enviaba a la familia.
¿Cuál es la historia que más le conmovió de las que le contó su padre?
En la aldea sólo los trabajadores de la limpieza de una compañía británica sabían alguna palabra de inglés. Mi padre entendió que aquel idioma lo conectaría con el mundo, así que se fue a la biblioteca y se aprendió de memoria el diccionario de inglés.
¿Cómo ha influido la historia de su padre en su propia historia?
Mi padre siempre afirmó que tuvo mucha suerte y siempre se sintió en deuda con la sociedad. De niño, en el recorrido de mi casa al colegio, pasaba por pueblecitos y veía muchos niños descalzos, harapientos, enfermos, mutilados, pidiendo caridad, de manera que muy pronto entendí qué era lo que quería decir mi padre con lo de la "suerte" y decidí que haría algo por ellos.
¿Y cómo descubrió qué podía hacer?
La ciudad en la que está mi universidad, Vellore, en el sur de India, está ubicada en una región famosa por su industria peletera. Toda el agua de la zona está contaminada por metales tóxicos, y la gente enferma. Allí me di cuenta de que además de la pobreza había muchos otros problemas que resolver.
¿Qué hizo para resolverlos?
Un profesor nos habló de un biocomponente útil para eliminar la contaminación del agua, y con una compañera decidimos estudiar y desarrollar ese componente.
¿Lo ha conseguido?
Sí, he creado Callmat, un producto que mediante un mecanismo muy sencillo y barato, purifica el agua. Con mi idea fui a ver a la fundación Ashoka, la mayor organización de apoyo a los emprendedores sociales.
¿Qué es un emprendedor social?
Cualquier persona que monta una empresa para resolver un problema a gran escala. No se trata de una ONG, quieren que tu empresa obtenga beneficios.
¿Cómo le ayudaron?
Primero a clarificar el proyecto y la estrategia a base de preguntas. El precio será escalonado: los industriales pagan más por el producto (y aun así les sale a cuenta), los granjeros el precio de coste y las familias un precio simbólico. Y me dieron 1000 dólares para arrancar.
¿Su invento funciona a gran escala y a pequeña escala?
Sí, son una especie de sticks que pueden purificar el agua de una empresa y la de una botella de uso doméstico.
Va a ganar dinero con este proyecto.
Sí, creo que las empresas sociales deben ganar dinero, para ser independientes, poder continuar con nuevos proyectos y poder ofrecer buenos salarios a la gente rica en ideas, gente que no te abandonará porque necesite alimentar a su familia.
Entiendo.
El gran cambio sucede cuando te das cuenta de que esa búsqueda de soluciones creativas para mejorar la vida de todos no es algo que haces por generosidad sino por ti mismo. En mi universidad he creado un grupo de emprendedores sociales.
Es usted ambicioso.
Pretendo que en cada universidad de India se cree uno, porque creo que la mejor etapa de la vida para tomar conciencia de que podemos cambiar el mundo si nos lo proponemos es cuando estamos en la universidad, cuando todavía somos idealistas.
¿Cómo responden sus compañeros?
Para llevar a la práctica estos proyectos hace falta mucha tenacidad. El secreto es no rendirse. Cada vez hay más jóvenes ilusionados por hacer de este mundo un lugar mejor para todos.
¿Cómo se imagina dentro de 20 años?
Si la tecnología, que es lo mío, no tiene una parte social, no sirve para nada. Mi sueño es modificar la mentalidad.
Ese es un gran sueño.
Yo pido a todos los emprendedores que vayan a las aldeas y convivan con la gente y sus problemas, y que luego vuelvan a la universidad y se pongan a trabajar sobre esa realidad. No creo en las grandes tecnologías, sino en los inventos de uso cotidiano para mejorar los países subdesarrollados.
La crisis hace que los jóvenes acaben trabajando en lo que pueden.
Lo que necesita la gente joven son referentes, casos de éxito, y los emprendedores sociales son excelentes ejemplos. La gente joven tiene que darse cuenta de que una sola persona, siendo creativa, pensando de forma diferente, puede conseguir grandes cosas.
¿Pensar de forma diferente?
Estar despierto, pendiente de lo que pasa a tu alrededor. El creador de Ashoka, Bill Drayton, lo explica muy bien: El mundo es diferente porque tú eres diferente. Haz algo con tu vida, aprovecha tu momento.
Hay muchos que quieren y no pueden.
Esa es la mentalidad que hay que cambiar, y más en un país rico como el suyo, ¡claro que pueden hacer cosas! Los jóvenes deben dejar de lamentarse. Como dijo Gandhi, sé el cambio que quieres ver en el mundo.